Marcelino Sanz de Sautuola y Pedrueca (Santander, 2 de junio de 1831-ib., 30 de marzo de 1888) fue un naturalista y prehistoriador español, y el descubridor científico de la cueva de Altamira.
Su asistencia en 1878 a la Exposición Universal de París (a la que en principio concurría con productos regionales), durante la cual aprovechó para visitar el pabellón antropológico y observar materiales prehistóricos similares a los que conocía y tenía en su pequeña colección, fue decisiva para la nueva y más importante deriva de sus intereses.
A su regreso de París, muy entusiasmado, inicia investigaciones y exploraciones más sistemáticas en cuevas cántabras como Revilla de Camargo y otras.
Fue por aquella época cuando Modesto Cubillas, aparcero por entonces de sus fincas, le informó de que hacia 1868 había descubierto una cueva que le podría interesar. Aunque la había visitado por primera vez en 1875, fue en el verano de 1879 cuando, en una de sus múltiples excursiones, su hija María, de ocho años, le dijo al mirar al techo de la cueva en la que estaban "¡Mira, papá! ¡Bueyes pintados!". Acababa de descubrir las pinturas de la cueva de Altamira, considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre.
El año siguiente, 1880, Marcelino presentó las pinturas y sus conclusiones sobre ella y los demás materiales en sus Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander en cuya lám. 3 mostraba un completo esquema de la bóveda natural con sus pinturas. La publicación causó un gran impacto, pues no se esperaba que nuestros ancestros prehistóricos exhibieran tan alto nivel cultural.
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