La cavidad fue identificada a partir de un pequeño orificio que en verano proyectaba un potente y gélido chorro de aire, y estudiada por la SESS entre 1981 y 1984. Inicialmente, el orificio de acceso era impenetrable, pudiendo ser forzado tras una desobstrucción que ahora deja pasar a duras penas un cuerpo robusto. Tras unas decenas de metros de laminador se abren las galerías, haciéndose altas y cómodas en su eje principal y diversificándose en direcciones y morfología: laminadores, diaclasas, chimeneas, tubos de presión, pequeños meandros en roca formados por erosión hidráulica... Por el interior circula una corriente de agua de caudal irregular que ha abierto un cañón en una placa caliza del suelo. La red se mantiene sensiblemente horizontal y todo el sistema entra
en circulación en situaciones de avenida, produciendo surgencias temporales hacia el exterior por algunos orificios habitualmente secos. El entramado está constituido sustancialmente por una red de galerías más evolucionadas orientada de Norte a Sur cortada por otra galería de Este a Oeste, con amplia desarrollo de diaclasas entrelazantes de escasa evolución. Entre los elementos morfológicos de interés, y en ausencia de una litogénesis destacable, deben mencionarse las catorce chimeneas cónicas conocidas, regularmente formadas y con alturas de hasta una veintena de metros (algunas parecen ascender hasta las superficie según se desprende por los huesos que existen en su base); también los cañones erosionados en los estratos calizos por el agua circulante son interesantes para enfilar el estudio de los cambios de circulación en el interior de la red.
Referencia
Boletín Cántabro de Espeleología 10
Federación Cántabra de Espeleología
Santander 1994