Se encuentra al pie del farallon de Ajanedo al Sur del Salitre.
Esta cavidad, cuya sala inicial tiene dimensiones considerables, unos veinte por treinta por cuarenta metros en su vestíbulo, fue la primera que llamó la tención de la ciencia en el municipio de Miera.
Augusto González Linares estudió su fauna fósil a finales del Siglo XIX. Aunque ha sido visitada y topografiada en repetidas ocasiones no ha sido tomada excesivamente en consideración por los grupos espeleológicos que la estudiaron recientemente, pues sus planos no han sido publicados y son parciales o están desaparecidos, a pesar de su indudable interés.
Hemos tenido acceso a un informe de 1961 sobre la Cueva del Salitre, procedente del antiguo archivo del G.J.E., que sin duda se refiere a La Puntida, ajuzgar por las coincidentes dimensiones del vestíbulo, la mención a 400 m de desarrollo, el paso de zonas con agua hasta la rodilla y otros detalles (GJE, 1961).
En su interior existió yacimiento de restos óseos de bóvidos, suidos, cápridos, óvidos y carnívoros; posiblemente medievales. También se conoce yacimiento paleontológico de oso de las cavernas. El equipo de prospección dirigido por García Lorenzo realizó una gran calicata en el vestíbulo, existiendo una colección de materiales extraídos en el Museo Regional de Prehistoria.
El croquis que se reproduce fue realizado en la primera mitad de los años 70; es muy parcial respecto a lo que de la cueva se conoce por exploración. Según parece han desaparecido, igual que ocurre con otros planos de cavidades de Miera, los trabajos realizados a principios de los años 80 por el G.E.S. del Club Alpino Tajahierro.
En años recientes fue prospectada arqueológicamente, viéndose en ella cerámica prehistórica, indicios de yacimiento y manifestaciones esquemático abstractas en sus paredes, realizando otro nuevo plano de la cavidad (E. Muñoz Fernandez, C. San Miguel Llamosas. y C.A.E.A.P, 1987).
Boletín Cántabro de Espeleología 10
Federación Cántabra de Espeleología
Santander 1994