jueves, 23 de enero de 2025

Cueva del Toyu (Lamason)

Constituye el tramo final del río Latarmá, antes de afluir al Lamasón. Este río es una sucesión de arroyos al aire libre y cuevas activas, alineados sobre una falla, que constituyen el testimonio de un viejo sistema de drenaje subterráneo, hoy transformado en valle por la acción de la erosión.

Situación

La Cueva del Toyu y sus dos bocas anejas (Torca de Lengo o del Fresnedo- y Cueva de Rozada) se abren en la periferia de un cueto que cierra al oeste el valle del río Latarmá, justo antes de que vierta sus aguas en el Lamasón, en Venta Fresnedo. 

Descripción

La Torca de Lengo comienza en fuerte rampa de barro y materia orgánica y desemboca en una salita con varias ramificaciones. Por encima de un gran bloque se accede a la entrada de un meandro ventilado, el cual va a parar a una espaciosa galería horizontal, algo caótica. La continuación principal es una empinada rampa, con algún diverticulo lateral, aque conduce hasta un segundo piso horizontal, bastante amplio, situado a -26 m. En su extremidad más oriental desemboca una galeria en pronunciado declive, que asciende hasta salir al exterior a través de la Cueva de Rozada (-13 m).

En el ángulo SO, oculta por grandes bloques aplanados, arranca una galeria caótica que se cierra para formar una ventana sobre un escarpe de 2,5 m. La corriente de aire indica el camino a seguir. Al pie del escarpe, un segundo escalón vertical puede ser evitado utilizando un pasaje lateral, a la derecha, en fuerte rampa cubierta de barro. Nos encontramos en el recinto más espacioso de la cueva, una amplia sala descendente, pavimentada por coladas. En su parte baja, oculto en parte entre bloques pulidos, cubiertos de pátina negra, arranca un pasadizo descendente, con suelo de arena, que va a parar directamente al sifón terminal del río Latarmá subterráneo (-57 m; fondo medido a -62 m).

El rio Latarmá desaparece bajo tierra a través de la imponente boca de la Cueva del Toyu. La galería de entrada es muy espaciosa, aunque rápidamente su bóveda desciende hasta alcanzar la altura de un hombre. Grandes bloques bordean la margen izquierda del rio, en la cual engarza un pasaje ascendente, excavado a favor de los estratos. Inmediatamente se alcanza la primera cascada (P 7 m), que es necesario descender por la derecha, siguiendo una instalación acrobática, para evitar el azote del aqua en caso de crecida. Se alcanza así una pequeña plataforma que domina la segunda cascada (P 9 m). Esta es mucho más peligrosa que la primera, ya que el rio se precipita por un tubo de apenas 1,5 m de diámetro. Cruzando por encima de ese tubo puede accederse al borde superior de un segundo tubo paralelo, inactivo, por donde el descenso se realiza sin problemas. Existe, también, la posibilidad de avanzar de frente, por encima de este segundo pozo, hasta alcanzar una serie de pasajes angostos y tortuosos, emplazados a cierta altura sobre el cauce del río, que van a parar directamente a la continuación aquas abajo. El descenso de la vertical vale la pena, no obstante, ya que lleva directamente al borde de un hermoso lago en el que se precipita con furia el río, La sala del lago se prolonga en una galería amplia en la que, al poco, el rio desaparece a través de un sifón.

Hay que buscar un paso entre bloques, al pie mismo de la vertical, para acceder a un laberíntico entramado de pasajes, excavados a favor del buzamiento y posteriormente reexcavados en profundos meandros. La progresión es algo compleja y, por ello, es muy fácil despistarse. Finalmente se atraviesan un par de salas y un estrecho meandro hasta desembocar en un sector algo más espacioso, en el que inmediatamente reaparece el rio, circulando tranquilamente al pie de una playa de arena. Todo este tramo de galería tiene una sección característica, como consecuencia del buzamiento de los estratos.

Por fin se llega al lago que precede al sifón terminal (-57 m) y a la confluencia con las galerías procedentes de las bocas superiores del complejo. Cruzar ese lago no siempre resulta fácil, debido al variable nivel de las aguas.

El trayecto del río subterráneo hasta el exterior es desconocido, aunque no tendrá más allá de 150 m. La resurgencia se sitúa al pie de la Canal de Rozada, en un caos de bloques al borde mismo del río, y es impenetrable.

Referencia
Boletín Cántabro de Espeleología 16
Federación Cántabra de Espeleología 
Santander 2007

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